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domingo, 2 de agosto de 2009

Ley Ómnibus y Colegios Profesionales

Las tecnologías de la información y las telecomunicaciones han experimentado una revolución sin precedentes en los últimos años. Como dice Álvaro Gonzalez-Alorda, existe una generación que ha pasado de teclear en una máquina de escribir a deslizar los dedos por la pantalla táctil del i-phone. Contemporánea, la Administración ha evolucionado también con una regulación quizá excesiva de trámites burocráticos que es necesario reordenar y replantearse.

La Directiva de Servicios, publicada en el Diario Oficial de la Comunidad Europea de 27 de diciembre de 2006 tiene próxima su trasposición a nuestro ordenamiento jurídico: la denominada Ley Ómnibus, término precursor de vehículos como el tranvía y que inspira cataclismos de proporciones bíblicas, nos impulsa hacia cambios regulatorios del sector servicios en nuestro país. Estará aprobada antes de finalizar el año 2009.

Como en cualquier proceso de cambio, se generan tensiones y se producen manifestaciones y argumentación en contra y a favor. Desde la Comisión Nacional de la Competencia se ha enarbolado una clara posición que propugna la desaparición de los Colegios Profesionales y su actividad.

Pero centremos los principios de la futura nueva regulación: la directiva establece claramente la liberalización de los servicios y la simplificación de los procedimientos, en absoluto se establece una desregulación de las actividades profesionales que parece que pretenden desde la CNC. ¿Cómo se va a garantizar la habilitación profesional de un arquitecto cuando proyecte un edificio? ¿y las de un ingeniero las instalaciones de baja tensión? ¿podrá cualquier insensato proyectar técnicamente y tramitar en las Consejerías de Industria o Ayuntamientos sin ningún tipo de garantía hacia la sociedad de su "saber hacer"? ¿qué respaldo va a tener la Administración que le garantice la identificación del profesional y que no está inhabilitado?, y respecto a la documentación técnica que está tramitando ¿es acorde con la normativa técnica en vigor?. Y qué decir del ámbito sanitario: si ya ocurren casos de intrusismo profesional de facultativos existiendo los Colegios y que aún así se genera una alarma social importante, ¿dónde llegaría la locura sin ese control?



Pienso sinceramente que se está llegando demasiado lejos con algunas declaraciones irresponsables fomentando la desaparición de los Colegios. Entiendo que gracias a ellos, tenemos una garantía de la calidad en multitud de disciplinas profesionales.

Ciertamente, los Colegios están amparados por la Constitución y tienen su papel y su significación en la sociedad en la que vivimos como garantes de las diferentes profesiones, que son su razón de ser.